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Una mirada pediátrica a la alimentación

Foto cortesía de: www.pixabay.com

El crecimiento de los niños es un tema continua angustia para muchos de los padres contemporáneos, son muchos los suplementos y dietas que se recomiendan, muchas de ellas son contradictorias entre sí y pareciera surgir una nueva tendencia cada año.

Son demasiadas las variables a tomar en cuenta y cada ciudad en el mundo presenta condiciones únicas a analizar en cuanto a la alimentación se refiere. La forma en que se procesan los alimentos también es un aspecto a considerar, son muchos los nutrientes que se pierden y el organismo necesita que sean compensados, esto va de la mano de una alimentación poco adecuada al período del infante lo cual termina llevando a un sin número de problemas que alarman a los especialistas por todo el mundo.

Lo primero que debemos entender es que cada etapa del infante debe ser atendida de forma distinta y con mucho cuidado a la hora de elegir nuestra estrategia. Muchas personas atribuyen el crecimiento del niño a un tema meramente genético, pero los recientes estudios dictaminan que es la mala selección de alimentos la principal causa de anomalías en el desarrollo.

El primer paso para tener la seguridad de una buena nutrición comienza con la alimentación de la madre durante el embarazo, a partir del tercer mes es fundamental mantener una buena dieta rica en hierro, este mineral es fundamental para el desarrollo de la criatura, pero consumir las cantidades necesarias no siempre es viable por lo que se suele recetar el uso de suplementos alimenticios donde esta carencia pueda ser compensado. Lo que no suelen decir es que el aumento de hierro en el organismo provoca la pérdida de zinc, por lo que debemos acostumbrarnos a balancear la alimentación y no abusar de ninguno de los dos lados.

 
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Ya después del parto se debe mantener la misma dieta, al menos mientras que la lactancia sea la principal fuente de alientos del infante. Si se ve en la obligación de guardar la leche para otras ocasiones procura dejarla 24 horas en la nevera antes de cambiar al refrigerador, múltiples pruebas han demostrados que eso no afecta en la calidad de nutrientes de la misma y puede reservarse hasta un máximo de 9 meses.

Ya cuando el niño está más grande debemos ser realmente estrictos con su alimentación, muchos padres abusan de los dulces como premio, así como otros que alimentan al niño como si se tratara de un adulto pero en pequeñas cantidades. Esto es un craso error que ha llevado a gran parte de la población a tener problemas de obesidad que difícilmente son superados con el tiempo. Los niños están en un proceso de crecimiento delicado y la obesidad acelera todos estos procesos, al igual que la densidad ósea y la llegada de la pubertad.

Recuerden que no porque un niño sea gordito significa que está saludable, el crecimiento exagerado y la obesidad suele notarse cuando ya el problema es demasiado grave y serán inevitables problemas de salud en el futuro.

Fuente: encolombia.com

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