En mi adolescencia y parte de mi adultez, no supe lo que era tener novio jamás de los jamases. Era algo que nunca experimenté. No sé por qué, pero por alguna extraña razón no fui una chica de dejar a los hombres con la boca abierta por mi belleza y la verdad es que ninguno mostró interés en mí.
No voy a negar que en todo ese tiempo no haya salido con uno que otro chico, pero generalmente era por asuntos de estudio o trabajo y después de muchos años de contacto estos se convertían en una suerte amigos íntimos. Sin embargo, jamás supe lo que era vivir una relación, disfrutar en pareja un 14 de febrero, obsequiar por aniversario, ni nada por el estilo.
Realmente no necesitaba ningún hombre a mi lado, me sentí autosuficiente y me daba temor el hecho de tener que sufrir alguna vez por un chico, ya que muchas amigas vivían con ese calvario con sus parejas, por discusiones, desengaños, entre otras cosas. A mí todo eso me parecía una locura, por lo que prefería mantenerme al margen de las relaciones amorosas.
Pero como nada en la vida dura para siempre, un día el amor llegó a mi vida. Fueron momentos muy hermosos. Me sentía enamorada, feliz, satisfecha con mi vida. Él y yo estábamos mirando en la misma dirección, al punto de querer construís un futuro uno al lado del otro.
Él se convirtió en la persona más importante de mi vida y yo llegué a pensar que yo era lo más importante para él, también. Nos queríamos y lo demostrábamos. No había un solo instante en que pudiéramos estar lejos. De hecho, prácticamente vivíamos juntos.
Luego de cumplir 3 años justamente, él cambió drásticamente conmigo. Su conducta tan repentinamente cambiante me hacía dudar sobre la persona que alguna vez conocí. Era tan distante, se había convertido prácticamente en un desconocido para mí. Al principio suponía que había conocido a otra mujer, y la verdad es que jamás lo pude saber a ciencia cierta, lo que sí corroboré es que él estaba pendiente de otras cosas, menos de mí. Sus prioridades habían cambiado y yo me sentí fatal. Quería desaparecer porque el dolor en mi corazón era insoportable.
Así pasé casi 3 meses, dejada y abandonada a la suerte. No encontraba reconfortarme con nada. Decidí buscar alguna ayuda en internet y conocí algo llamado Volver con Él, de lo cual puedo decir que me cambió la vida. Sencillamente no tuve que perder mi dignidad para que él abriera los ojos y reconociera el error que había cometido al dejarme. Hoy tenemos casi 5 años juntos y debo agradecérselo a Volver con Él.
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